Invitación irónica a practicar el culto (4,4,-5)
Marchad a Betel a pecar, en Guilgal pecad de firme:
ofreced por la mañana vuestros sacrificios
y en tres días vuestros diezmos;
ofreced ázimos,
pronunciad la acción de gracias,
anunciad dones voluntarios,
que eso es lo que os gusta, israelitas
‑oráculo del Señor‑.
Imitando el estilo de los sacerdotes cuando animan a los fieles a participar en el culto, Amós recoge todos las prácticas habituales (sacrificios, diezmos, ázimos, acción de gracias, dones voluntarios), enmarcándolas en el contexto de las peregrinaciones. Pero comienza y termina con dos expresiones de suma dureza: la ida a Betel y Guilgal sólo sirve para pecar, y pecar de firme. Y todas esas prácticas no agradan a Dios, los israelitas las hacen porque les gusta.
Rechazo de las peregrinaciones (5,4-6)
Así dice el Señor a la casa de Israel:
Buscadme y viviréis:
no busquéis a Betel,
no vayáis a Guilgal,
no os dirijáis a Berseba;
que Guilgal irá cautiva
y Betel se volverá Betavén,
Buscad al Señor
y viviréis.
El c.5 de Amós comienza con una elegía dirigida al pueblo de Israel, presentado como una muchacha que cae muerta. En ese contexto de muerte se escucha una oferta de vida: "Buscadme y viviréis", "buscad al Señor y viviréis". La tendencia espontánea del israelita (y de la mayor parte de nosotros) cuando nos dicen que busquemos a Dios es buscarlo en un templo. Y eso, según el profeta, no sirve de nada, porque Dios no está en Betel, ni en Guilgal ni en Berseba. Al contrario, esos santuario, en vez de dar la vida, sufrirán una condena de muerte: "Guilgal irá cautiva" (juego de palabras intraducible: (guilgal galó yiglé) y la "Casa de Dios" (Betel) se convertirá en casa del diablo (Betavén). ¿Dónde encontrar entonces a Dios? En los tribunales de justicia, donde se puede hacer el bien. Este tema lo desarrolla el tercer oráculo.
Derecho y justicia en vez de culto (5,21-24)
Detesto y rehúso vuestras fiestas,
no me aplacan vuestras reuniones litúrgicas;
por muchos holocaustos y ofrendas que me traigáis,
no los aceptaré ni miraré vuestras víctimas cebadas.
Retirad de mi presencia el barullo de los cantos,
no quiero oír la música de la cítara;
que fluya como el agua el derecho
y la justicia como arroyo perenne.
El oráculo contrapone siete cosas que Dios odia y rechaza y dos que desea. La primera parte se parece mucho a 4,4-5 por la enumeración. Se diferencia en dos cosas: 1) no se limita a ironizar sino que formula con dureza el rechazo del culto; 2) no se limita a lo negativo, enuncia algo positivo.
Las dos últimas frases ("que fluya...") se han prestado a tres interpretaciones.
1) Los judíos y la mayoría de los modernos entienden mishpat y sedaqah como virtudes humanas a favor de una sociedad más justa, basándose en otros textos bíblicos (Os 6,6; Miq 6,6-8; Is 1,10-20).
2) Los cristianos antiguos, medievales, etc. pensaban en la justicia punitiva de Dios. “De lo contrario, fluirá como agua el derecho y la justicia (vindicativa) de Dios como arroyo perenne”. Como paralelos bíblicos se aducen Is 5,16; 28,17; Dt 1,17; 32,41; Jr 51,9.
3) Otros piensan en la justicia salvífica de Dios, dones que inundarán la tierra cuando se acabe con el culto. Paralelo con Is 11,9.
La interpretación más adecuada parece la primera.
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